sábado, 31 de julio de 2010

Laura Casabe, directora

“Charlando con un amigo surgió el tema del holograma de Perón”

 
Daniela Camezzana /  La historia detrás de la película Hada Buena, una fabula peronista
El rodaje de la película se inició en el 2004, Laura tenía 22 años y un guión producto de un compromiso con dos amigos más. La cineasta recordó que “tenía que escribir el tercer capítulo de una novela de ciencia ficción que transcurría en el futuro. Cuando me llegó el turno no sabía qué hacer. Charlando con un amigo, que luego sería el protagonista de la película, surgió el tema del holograma de Perón. Se me vino a la cabeza un manual de la madre de Micaela (Sleigh), que una vez había llevado al colegio y que nos quedó a todos tatuado. Mezclé todo eso y empecé a escribir sobre una familia que lee el Manual del Hada Buena”.
Dentro del anecdotario que rodea a Hada Buena, una fábula peronista, el mito de la existencia real del libro fue saldado con fotografías del Hada Buena Argentina, una publicación que se repartía entre los niños. Nutriéndose del universo peronista, Casabe armó una fábula futurista basada en el humor negro y en una apropiación libre de la iconografía peronista.
El Hada… transcurre en una Argentina donde los niños, lejos de ser los únicos privilegiados, son el reflejo de la corrosión que ha sufrido el país. Ante esa situación, las autoridades deciden reinstalar el modelo benefactor peronista. La sociedad del momento copia las costumbres de aquella época y aclama un holograma de Perón que es proyectado en distintas partes. Esther y Horacio, únicos sobrevivientes de la que ha sido una acomodada familia, adoptan niños en subastas populares para que sean apadrinado por el presidente Perón. Nada parece salirles bien hasta la llegada del séptimo niño llamado Juan Domingo Séptimo. Los días con la nueva familia, la lucha por ser el elegido y su esperanza por convertirse en el futuro líder de la patria es parte de la trama de la película.

“Las repercusiones de la película fueron increíbles –explicó Casabe– aún siendo una película que viene de los márgenes del cine independiente. Los halagos tienen que ver con los riesgos que decidimos correr y el modo en el que elegimos contar lo que contamos. La otra pata fuerte fue la dirección de arte. Y por supuesto, todo el mundo hace referencia al laburo que implicó terminarla, lo cual es inevitable por la anécdota que alude a los seis años que llevó el rodaje”. En cuanto a las críticas, Casabé rescata que no fueron por el tema en sí. “Sabemos sólo de una persona que se enojó mucho, pero por lo general todos entendieron la intención”.
Durante seis años, el grupo de filmación dedicó los fines de semana a rodar. La directora recuerda con afecto la escena de la República de los Niños: “Fue una de las mejores. El lugar lo conocía desde chica. ¿Quién no conoce la ciudad de los niños? Pero el reencuentro fue buenísimo porque más allá lo emotivo, estuvimos muy cómodos laburando. Fuimos un domingo a grabar con todos los actores, teníamos pautas pero era una escena improvisada. Íbamos con la cámara filmando y ellos actuando por el lugar. La gente nos miraba y se armó un clima interesante. Quedó un recuerdo de esa día como haber ido a un mini Disney”. Esa naturalidad con el tema es lo que le permitió a Laura Casabe tomar nombres propios de la historia con una mirada desprejuiciada y quedar a la altura del reto.
Originalmente publicado en Diario Diagonales 31.07.10

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