domingo, 19 de septiembre de 2010

Gabo Ferro

“La canción debe entretener y militar”

Por Daniela Camezzana /  Gabo Ferro estrena canciones de su nuevo disco en el C.C. Islas Malvinas (19 y 51)

El título del nuevo CD El hambre y las ganas de comer resume a la perfección el ánimo del artista que en su sexto trabajo encontró el equilibrio entre la necesidad de cantarle a la igualdad y construir su propia poética.
 En  diálogo con  Diagonales, Gabo Ferro cuenta que armó un repertorio "con los cinco discos grabados hasta ahora, pero con una pata puesta en el disco nuevo.  Cada show está pensado desde el cuento que uno quiere contar e influenciado por el feedback del show anterior. En este caso para  no aburrir con ninguna historia, tengo ganas de hacer como un picado por los seis discos y presentar el disco nuevo hecho a cuatro manos  porque es la primera vez que no escribo las letras de las canciones que están a cargo del escritor Pablo Ramos”.
El autor llegó a la obra de Gabo Ferro por sugerencia de un amigo que le recomendó escuchar el primer CD Canciones que un hombre no debería cantar . Cuenta Gabo que luego “nos cruzamos en una entrevista y quedamos muy conmovidos uno con la obra del otro. Pablo estuvo viviendo un año en Berlín por una beca y comenzamos un intercambio de mails para ver sí podía funcionar esto que finalmente tenemos entre manos. De su trabajo me atrae la manera en que encara cosas muy puntuales, muy difíciles de  narrar y desde el lugar que lo hace. Tiene mucho que ver con la forma en que trabajo: tomar cosas que quizás ya están escritas pero ser novedoso desde la perspectiva”.
Este cambio “liberó” a Gabo para ocuparse de la música y los arreglos lo cual en sus propias palabras no significa en sí mismo una superación . El cantante afirma que “es simplemente una instancia diferente. Tampoco creo que cada disco tenga o deba superar el anterior en alguna cosa. Siempre hacemos el mejor disco que podemos, ese es nuestro verdadero objetivo. Y lo importante de este disco es que intenta recuperar algo que en los ‘60 y ‘70 era un boom y que no se divulgó que  fue la unión entre alguien del campo de la literatura con alguien de la música. Ahora se hace con poetas muertos o ya instalados en el campo de la literatura, como Serrat-Machado, o se da algún cruce para alguna canción. Yo creo que el encuentro tiene que ser para componer obra, no sólo por un tema”.
Esta tradición que se dejó de lado a partir de la dependencia del artista a las compañías donde el hecho de compartir un disco con otra persona se evalúa como un riesgo, no sólo del que proyecto llegue a buen puerto en el tiempo justo, sino por complicaciones legales y el miedo al rechazo del público a aquello que no le resulta familiar o conocido. Gabo reconoce que gracias al camino recorrido y una carrera que lo avala, pudo impulsar este proyecto. “Tuve que forjar mi carrera para poder llegar a esta instancia. Primero tuve una experiencia de banda con Porco en los ‘90 y al haber salir de la banda con un disco de una personalidad muy fuerte signó todo el proyecto posterior. En realidad era sólo un disco, es lo más honesto decirlo, hay gente que elige por cada disco componer una unidad. Pero si yo no hubiese definido el estilo desde el primer disco, me hubieran encasillado en el lugar del cantautor clásico que va al poeta a pedirle las letras que no puede escribir o no quiere escribir. Y acá me animo porque ya nadie me va a poner la etiqueta del ‘pibe no sabe escribir una letra por lo tanto va a buscar que lo ayuden’. Acá está claro que es una sociedad para el disfrute. Este disco buscó su momento y salió en su momento”.
De igual modo, Gabo encontró la calma para insistir con la canción que “debe entretener y militar. Existe un prejuicio de decir cosas porque cuando alguien sube al escenario con una guitarra en mano se supone que no  puede hacer otra cosa  o es militante panfletario por lo tanto es aburrido. En España me decía: ‘acá vemos un tipo con una guitarra y nos imaginamos a Ismael Serrano’ o ‘por qué vamos a pagar por ese formato si lo podemos ver gratis en el subte’. Pero cuando ven que uno elige este formato parado en lugar y tiempo histórico, no queriendo ser un cantautor de los ‘70, sirve para decir cosas de esta generación. No puedo cantar sobre el Che Guevara sería anacrónico, pero sí creo hay que cantar por la igualdad y los derechos que son política pura, pero no panfleto. Nunca me olvido que la canción es sentimiento, pero no por eso tiene que ser inocente y estar descargada”. Gabo lo sabe, los temas que elige no son novedosos pero aún hoy siguen siendo un plato fuerte.
Originalmente publicado en Diario Diagonales. 19.09.10

El rati horror show

“El discurso de la inseguridad es una estupidez muy grande”

Por Daniela Camezzana/  El documental detrás de la denominada “Masacre de Pompeya” 
 

Enrique Piñeyro volvió esta semana  a los cines con un documental de denuncia. Esta vez a diferencia de Whisky Romeo Zulu y Fuerza Aérea Sociedad Anónima el director no está implicado directamente sino que toma contacto como un espectador más de lo que la cobertura mediática llamó la "Masacre de Pompeya”.
Cuenta Piñeyro que llegó a sus manos por casualidad un  programa de Nelson Castro y "lo primero que me  llamó la atención es la obsesión del conductor del programa, que además es neurólogo, en dejar claro que es perfectamente posible que una persona siga conduciendo un auto en estado de inconciencia. En un momento llama la jueza que sostenía lo contrario, hasta ahí  no podía creer lo que estaba viendo, pero el detonante fue la intervención de la señora que al hablar demuestra un nivel intelectual deplorable. Justo un tiempo antes había pasado lo del corredor Maza que queda inconciente en plena carrera pero sigue manejando más de 500 metros hasta que lo detiene la barrera de contención. La conjunción de estas dos cosas me quedó picando”.
Más allá de la intriga, Enrique Piñeyro recién se decidió abordar el tema cuando el periodista Pablo Galfré y el co-director Pablo Tesoriere le presentaron un proyecto y una investigación avanzada. El Rati Horror Show repasa lo sucedido el 25 de enero de 2005 cuando Fernando Ariel Carrera se encontraba en su auto a pocos metros del Puente Alsina esperando que el semáforo le diera luz verde para cruzar desde Pompeya a Lanús. Esa semana, la Comisaría 34 buscaba a tres ladrones con un único dato: los mismos se movían en un auto blanco como el de Carrera. Al verlo estacionado, los policías se dirigen hacia él en un auto sin sirena y un oficial de civil apuntándole con medio cuerpo fuera de la ventanilla. Cuando Fernando se da cuenta acelera pensando que lo van a asaltar pero es alcanzado por los tiros de la policía que lo dejan inconciente. Sin embargo, producto del automatismo recorre 500 metros y en el trayecto atropella y mata a tres personas. Cuando finalmente se estrella es alcanzado por otra ráfaga de tiros y capturado por la policía. 
Según el director la historia más escalofriante y ridícula sobrevienen después del hecho cuando es acusado por robo agravado y homicidio y condenado a 30 años de prisión, condena que al día de hoy está cumpliendo. Los medios alentados por la necesidad de "buscar respuesta a esta desgracia" cubren las marchas en contra de Carrera casi sin decir nada de lo que antecedió a las muertes.
Según Piñeyro: “El caso Carrera fue armado por la comisaría 34, donde balearon a cualquiera porque estaban buscando un auto blanco. No puedo creer encontrarme con que tengo la grabación de tres testigos diciendo que no lo ven a Carrera dispara y que sin embargo la jueza no se concentre en ese punto. Es importante darse cuenta que estamos en manos de una persona que no sabe hablar pero determina si te dan 30 años de prisión. Ponemos jueces que no saben hablar y policías con  un arma en la mano y menos de la secundaria completa. Eso dice algo de nuestra sociedad. Y por otro lado, están los que hablan de la inseguridad y el gatillo fácil como si uno fuera la solución del otro. Eso me parece una estupidez muy grande”.
El Rati Horror Show repasa por un lado los detalles de la causa y narra los días de Fernando Ariel Carrera en la cárcel. El director dice que al conversar con él encontró “un tipo admirable, me asombró su entereza y la lucidez que de lo que le sucedió y aún así sólo apela a la justicia”.
El Rati Horrow Show hace su principal aporte repasando los mecanismos por los  que la sociedad reacciona ante lo que le cuenta y ante la falta de respuesta por parte de la Justicia, termina resolviendo por mano propia. 
Originalmente publicado en Diario Diagonales 19.09.10